La diabetes mellitus, una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre, es una carga mundial para la salud pública. Esta condición constituye una de las principales causas de ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos, derrames cerebrales y amputación de los miembros inferiores.
Un total de 537 millones de adultos (entre 20 y 79 años) viven con diabetes en el mundo, es decir, una de cada 10 personas vive con la misma, y se prevé que esta cifra aumentará a 643 millones en 2030 y a 783 millones en 2045, según el Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes 20212.
La diabetes impacta los sistemas de salud. Esta enfermedad generó al menos 966 mil millones de dólares en gastos de salud, cifra que representa un aumento del 316% en los últimos 15 años2 en el mundo. En 2021, 6.7 millones de personas fallecieron por diabetes, lo que sugiere que una persona muere por diabetes cada 5 segundos en el mundo.
Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la diabetes es la principal causa de insuficiencia renal en ese país3. Quienes viven con diabetes, comúnmente desarrollan Enfermedad Renal Crónica (ERC), que se presenta cuando los riñones se dañan y tienen dificultades para desempeñar sus funciones.
La literatura científica ha encontrado que el síndrome cardiorrenal en personas que viven con diabetes mellitus representa una condición sistémica que afecta el sistema cardiovascular y el renal. Es por ello que la diabetes es un factor de riesgo establecido para la ERC, y una porción considerable de personas que viven con diabetes desarrollan nefropatía clínicamente significativa.
Actualmente, en Panamá, más de 236 mil adultos viven con diabetes al 2019, y se espera que el 40% desarrolle algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), un desafío crítico para la salud pública.
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